sábado, 12 de febrero de 2011

Bienvanturanzas del seminarista

Feliz el seminarista que…

• Camina hacia el ministerio sacerdotal a pesar de las objeciones del
ambiente, porque sabe que los hombres siguen tiendo necesidad de
Dios hoy, mañana y siempre.

• Ha descubierto que Dios está vivo y que necesita de hombres que
vivan para Él y que lo lleven a los demás.

• Ha descubierto que no se llega a ser sacerdote solo sino en una
comunidad de discípulos.

• Pone en el centro de su vida la relación personal con Dios en
Jesucristo para llegar a ser mensajero de Dios entre los hombres.

• Aprende a vivir en contacto permanente con Dios, como punto de
referencia que le hace descubrir tanto los errores como todo lo
hermoso y bueno que hay en su vida.

• Sabe celebrar la Eucaristía con participación interior para encontrarse
a Cristo en persona.
• Aprende a conocer, entender y amar la liturgia de la Iglesia como un
gran coro de oración con los fieles de todos los tiempos.

• Vive el sacramento de la Penitencia con una conciencia agradecida
de que Dios siempre está dispuesto al perdón, sin ser escrupuloso
pero luchando por la santidad y la santificación.

• Reconociendo su miseria, llega a ser más tolerante y comprensivo
con las debilidades del prójimo.

• Sabe apreciar una piedad popular purificada y centrada en lo
esencial que le permite integrase con el Pueblo de Dios.

• Estudia con tesón y aprovecha los años de estudio para conocer y
comprender la estructura interna de la fe.

• Va consiguiendo un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y
sentimiento, cuerpo y alma, para llegar a ser humanamente íntegro.

• Camina vigilante y atento en un proceso de discernimiento para vivir
una humanidad auténtica, pura y madura en la vida celibataria.

• Sabe vivir su propia espiritualidad particular en el conjunto de las
diversas formas de espiritualidad suscitadas como dones del Espíritu
a la Iglesia.

• Vive su etapa en el seminario como un periodo en el que aprende
con los otros y de los otros.

• Asimila la generosidad y la tolerancia para hacer posible el
enriquecimiento mutuo en la vida comunitaria.