sábado, 21 de abril de 2012

Mi testimonio vocacional

Os voy a contar una pequeña historia de porque decidí iniciarme en el ministerio sacerdotal. Cuando era pequeño, y mis padres me llevaban a misa los domingos, yo me decía, “otra vez tengo que aguantar a ese señor que esta media hora hablando y encima no entiendo nada”. Yo pensaba en salir de allí para jugar y divertirme. Pero con los años se va cogiendo madurez y también las enseñanzas de los catequistas te ayudan a comprender mejor los textos de los que habla el sacerdote. A base de que mis padres me persistieron en que cogiera buen hábito de las enseñanzas que me daban catequistas y amigos, me fui interesando por el tema de la Biblia y en lo que en ella decía.

Me hacia preguntas de porque hay tanta gente que no cree y cuales son sus motivos para no creer, mientras yo pensaba para mi: “como el nuevo testamento que se ha guardado cerca de 2000 años va a ser mentira” si lo piensas bien 2000 años comparado con la existencia de la vida en la tierra no es nada, además también me digo que durante tanto tiempo alguien se daría cuenta de que lo que pone en el libro no seria cierto. El caso es que yo empecé a leer la Biblia y en cada enseñanza que leía veía la verdad y que era cristo el que me la transmitía, por eso sentía la necesidad de hacer algo yo con esa inquietud de conseguir ayudar a los demás por medio de la palabra de Dios, mostrándoles que el esta hoy con nosotros y nos da fuerzas para cada día.

También yo buscaba por mi cuenta y encontraba muchos signos visibles que se pueden ver hoy en día por ejemplo la sabana santa de Turín o los milagros eucarísticos que ha habido, como el de Lanciano y que todo esto afianza nuestra fe. A parte de esto cunado ves que hay más gente como tú que tiene inquietudes por la palabra de Dios y ves todas las personas que se reúnen cada domingo en la iglesia mostrándote que no se han olvidado de que Él estuvo y está con nosotros, te da fuerzas para seguir a delante y ver que no estas solo y que nunca los has estado, porque para acercarte al Señor tienes que ir con confianza aunque siempre exista ese pequeño temor o nerviosismo pero si confías en Él, te dará fuerzas en tu camino.

Cesar Valbuena Gómez