martes, 10 de marzo de 2020


“PASTORES MISIONEROS”
Carta pastoral ante el próximo “Día del Seminario”


            Queridos diocesanos:

            Un año más, aunque nos encontramos en la Cuaresma, la Jornada eclesial conocida como “Día del Seminario”nos invita a tener en cuenta también esta realidad eclesial igualmente decisiva para la vida cristiana. Como sabéis, la Cuaresma es un verdadero proceso para revitalizar nuestra pertenencia a Jesucristo por medio de la conversión personal y la celebración de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. En este itinerario, además de las actitudes adecuadas, es necesario contar también con el ministerio de los sacerdotes que ofrecen no solo el perdón de los pecados sino también la comunión sacramental que perfecciona el retorno a la casa paterna y sella la alegría del reencuentro con Dios.

            El Señor, siempre dispuesto a la misericordia y al perdón, ha previsto para reconciliarnos la intervención del ministerio sacerdotal que absuelve de los pecados e introduce de nuevo en la comunión viva y eficaz con Él e incluso entre nosotros, miembros de su cuerpo que es la Iglesia, a través de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Por este motivo, la razón de ser y la función de los sacerdotes no son las propias de unos líderes espirituales que guían y acompañan, sino las de unos verdaderos representantes y mediadores.  De este modo, el Sumo Sacerdote de la fe que profesamos (cf. Hb 3,1) se hace vivo y cercano a nosotros por medio del referido ministerio. En las celebraciones litúrgicas es Jesucristo quien se hace presente, nos habla, nos reconcilia y nos santifica y alimenta. 

            Por eso Él no quiere sacerdotes meros funcionarios aunque sean expertos en psicología o en otras ciencias humanas, sino auténticos “pastores misioneros”, testigos y dispensadores de una vida distinta de la terrena, basada en el amor de Dios, en la gracia de Jesucristo y en la fortaleza del Espíritu Santo, ofreciendo siempre a todos una verdadera ayuda espiritual. Buscar quienes acepten este compromiso de por vida, formarlos y prepararlos, es la misión de los Seminarios Diocesanos: de nuestro Seminario de San Froilán, el de toda la vida, y del Seminario Misionero “Redemptoris Mater”que lleva ya 13 años y ha dado ya sus primeros frutos y continuará dándolos sin duda. Ambos Seminarios son diocesanos y merecen ser apoyados y sostenidos en la práctica por las parroquias y demás comunidades. 

            La misión de los Seminarios es formar y ofrecer “pastores misioneros”. ¡Que nadie lo dude! Pero necesitan el apoyo real, afectivo y económico, sincero y cordial, de toda la Diócesis. Los alumnos son pocos actualmente, pero ilusionados, generosos y sinceros. Son nuestra esperanza para los próximos años, que van a ser muy difíciles para la acción pastoral porque, si esto no cambia, los sacerdotes serán muy pocos y no podrán llegar a todas partes. Y de esta carencia se resentirá no solo la comunidad eclesial sino también la misma sociedad humana.  

            Esta perspectiva debería hacer reaccionar a todos los fieles diocesanos, todavía poco conscientes de la realidad que nos espera. La promoción de las vocaciones al ministerio sacerdotal y al diaconado permanente también, y el apoyo y la ayuda a los Seminarios diocesanos, han de constituir una tarea del todo prioritaria en las parroquias y comunidades y un motivo para rogar al “Dueño de la mies”que suscite los operarios que se necesitan (cf. Mt 9,38). Con esta confianza y agradeciendo vuestra cooperación invoco sobre todos la bendición del Señor:
+ Julián, Obispo de León  

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