Semana Santa en la montaña de León
¡Hola a Tod@s!
Esta Semana Santa ha sido muy especial para mí.
Por primera vez he salido a hacer prácticas pastorales por los pueblos de nuestra diócesis. La verdad es que me gustan mucho los pueblos, porque el trato con la gente es más personal, directo, y cercano; y se siente la naturaleza muy cerca: los paisajes, la montaña… la verdad es que en lo personal ha sido una experiencia muy buena y edificante.
He vivido muchos momentos especiales, pero citaré sólo algunos:
La Hora Santa en la noche de jueves Santo, junto a los fieles de Mallo de Luna y alrededor del Monumento, en medio de un templo sencillo y muy bonito, bajo una suave lluvia… fue muy especial rememorar de esa manera los momentos de Jesús en Getsemaní, en el huerto de los olivos. Buena gente la de Mallo, y con futuro, pues había unos cuantos chavales con nosotros.
En viernes Santo fueron muy especiales y sentidos los Viacrucis con los encantadores fieles de Garaño, Mora de Luna, Vega de Luna, y Barrios de Luna. Me llamó mucho la atención lo acogedores y entrañables que son, y me quedo con una imagen: las madreñas “estacionadas”, con todo orden y delicadeza, a la entrada del templo. Una pausa dedicada al Señor, entre los rigores del trabajo en el campo. Un signo de la naturalidad y cercanía de sus gentes.
Y os contaré una anécdota: Ese día, cuando viajábamos desde León, me vi de repente bajo la lluvia, sin saber aún muy bien cómo sucedió; sin paraguas ni nada , acompañando a otro seminarista que se sentía indispuesto: la verdad es que también hemos tenido tiempo para convivir, para conocernos mejor, y para “sufrir” unos por otros. Cosas del día a día.
El sábado Santo, cuando la Iglesia rememora el “Gran Sábado”, hemos estado en el Seminario, en meditación con el director espiritual, leyendo una bonita carta del apóstol Juan a todas las Iglesias (comunidades) Cristianas, y también hemos imitado a María, en actitud de espera y confianza en la Palabra del Señor.
Esa noche celebramos con los fieles de Garaño la Vigilia Pascual, con gente llegada también desde otros pueblos. Fue una preciosa celebración, donde rememoramos la resurrección de Cristo y festejamos la VIDA con mayúsculas. Después tomamos un exquisito chocolate preparado por las gentes de Garaño, y tomamos unos bizcochos, coca-colas, y demás… todo muy rico. Fue muy especial compartir con todos ellos el momento de la resurrección del Señor. Allí, en aquel pueblecito de nuestra montaña.
Y finalmente, por la mañana, Domingo de Pascua, visitamos a los fieles de Irede de Luna, gente muy buena y acogedora, y compartimos con ellos la alegría de la resurrección, y después nos invitaron a un café con bombones y bizcochos, y lo pasamos maravillosamente.
Esto es todo lo que puedo contaros, espero no haberos aburrido mucho, je, je.
Vaya desde aquí, en mi nombre y en el de mis compañeros; mi saludo y agradecimiento por su acogida para las gentes de Garaño, Irede de Luna, Mallo, Mora, Vega, y Barrios de Luna. Buena gente, buenos pueblos, y buena montaña la nuestra. La de León. ¡Aleluya!
Guillermo Álvarez Rodríguez
Etiquetas: EXPERIENCIAS, REFLEXIONES
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