Adviento 2015 - Yo soy la luz del mundo
Tiempo de esperanza gozosa, activa y creativa
¡Feliz Año Nuevo para todos!
Ya estamos en la segunda semana del Adviento de 2015, del nuevo año litúrgico. Lejos de pensar que "otra vez" estamos aquí, hemos de pensar que estamos aquí "de nuevo". El Adviento siempre ha de ser un tiempo para renovarse y poder experimentar el gozo del Emmanuel: el que trajo, el que trae y el que traerá. El que trajo a toda la humanidad con su intervención salvífica en la historia de los hombres (Lc 1,10-11); el que trae a nuestro corazón cuando le abrimos la puerta a la que siempre está llamando (Ap 3,20); el que traerá cuando regrese y lleguen con él la tierra nueva y el cielo nuevo (Ap 21,1). "Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría" (EG 1), no lo olvidemos, vivámoslo profunda y verdaderamente.
Nadie mejor para hacerlo que las figuras que la liturgia nos presenta de forma especial en estos días: los profetas que esperaron y previeron la grandeza de su llegada, san Juan Bautista que saltó de gozo en el vientre materno ante la gloriosa noticia y la Virgen María que dio el sí que cambió la historia, en ella tomó carne la Palabra de Dios y, por tanto, nadie como ella para enseñarnos a encarnar en nuestra vida a Jesucristo.
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