jueves, 16 de mayo de 2019

Lectorado de Thierry y Adrian

Nuestra Diócesis se lleno de alegría, al instituir dos nuevos lectores de la palabra. Se trata de uno de los Ministerios Laicales que se van otorgando a los seminaristas que están realizando el proceso de formación para llegar a ser un día futuros sacerdotes. Adrián nos dedica unas palabras:

     Muchas veces durante estos días he escuchado –incluso yo mismo he comentado– que el lectorado es un paso hacia el sacerdocio. Y es cierto, pero me parece que nos equivocamos, yo el primero, si sólo lo vemos así. Creo que ésta ha sido una de las primeras gracias que el Señor me ha concedido tras la institución como lector: comprender, tan siquiera un poco, qué es lo que hemos recibido y no verlo como un simple trámite.
     El ministerio del lector es el servicio de y desde la palabra, pero, para mí, lo fundamental no está en el cómo de la proclamación: voz clara y audible, con ritmo adecuado, buena vocalización, entonación,… La clave está en el desde dónde y el para qué.
     El desde dónde tiene una doble respuesta. En primer lugar, porque Dios siempre nos “primerea”, el ministerio –cualquier ministerio– ha de ejercerse como respuesta acogedora de la bendición de Dios, la cual se pide expresamente durante el rito de la institución. El segundo “lugar” es la meditación asidua de la palabra, escucharla y conservarla en el corazón para que día tras día se acreciente en el ministro un suave y vivo afecto por ella.
     De modo semejante, el para qué tiene una parada antes de llegar a su destino final. Esa parada es el mismo lector, que, por la gracia de Dios, se sentirá penetrado y transformado por su palabra. Y el destino final son las personas de la comunidad, a quien se le anuncia y en cuyos corazones la palabra se hará cada Dios más viva y eficaz.
     Eso es el lectorado: un ministerio, don y tarea al servicio del Pueblo de Dios por el que Dios continúa configurando al ministro a la imagen de su Hijo.



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