Semana Santa misionera 2021
Por
recapitular todo el conjunto de la Semana Santa de este año, y no solo
centrarnos en la vivencia pastoral del envío, empezaré por destacar que el
primer fin de semana que comprende la Semana Mayor tuvimos el fin de semana
libre, es decir, volvimos a nuestras casas con nuestras familias. Lo cual no
quiere decir que abandonásemos nuestra actividad pastoral como seminaristas.
En
mi caso, el Viernes de Dolores acompañé a nuestro obispo don Luis Ángel en la Eucaristía
en honor a la Virgen del Mercado. El Domingo de Ramos dirigí las celebraciones
de la palabra en Villamoros de Mansilla y Valdearcos, por la mañana y, por la
tarde, participé en el acto de culto “REDIMERE” de la Cofradía de Nuestro Padre
Jesús de la Redención en la Parroquia de San Martín de León.
El Martes santo por la mañana, tras la evaluación del segundo trimestre del
seminario, la Delegación de pastoral juvenil y la Junta Mayor de la Semana
Santa de León entregaron, de manos de nuestro obispo, los premios a los niños
que ganaros el concurso "Paponín ¿Qué es la Semana Santa para ti?" Y por la tarde
nuestro obispo emérito don Julián nos impartió a los seminaristas una charla
sobre el Triduo Pascual, para profundizar en el misterio de nuestra fe que
estábamos a punto de revivir.
El
miércoles santo por la mañana participamos en la Misa Crismal en la S.I
Catedral de León. Por la tarde, y tras haber comido en el seminario, con la
agradable presencia del obispo, se produjo el envío pastoral a nuestros
destinos. José Ramón iría a Babia y Luna; Javier y yo al Valle de Sabero y
Rueda. A nuestra llegada, una vez asentados en la casa de nuestro anfitrión en Olleros de Sabero, el párroco y arcipreste don Manuel Fresno, repasamos lo que
iba a ser la actividad pastoral. Y así comenzó propiamente la labor.
El Jueves santo acompañamos a don Manuel al
pueblo de Fuentes de Peñacorada a celebrar la Misa de la Cena del Señor, y
vivir la eucaristía el día en que Cristo la instituyo en las especies del pan y
el vino. Tras ello, carretera de por medio, Javier y yo fuimos a realizar la
Celebración de la Palabra a los pueblos de Palacios, San Cipriano, Quintanilla
y Llamas de Rueda respectivamente. Donde fuimos muy bien acogidos por la
necesidad pastoral de la zona.
Ya
el Viernes santo el recorrido fue similar. Por la mañana rezamos el viacrucis
con diversas comunidades del Valle de Sabero. A las 12:00 acudí al pueblo de
Sahelices de Sabero a revivir el camino de Cristo hacia el Calvario. Acto que
en simbiosis agradecí mucho por la piedad, sencillez y decoro de la feligresía
del lugar. Por la tarde, como el día anterior, fuimos a los pueblos de Rueda a
celebrar la Palabra en el día de la Pasión del Señor. Y a nuestra vuelta al
Valle, nos unimos al tradicional Rosario de la Buena Muerte de Sahelices. Y al
igual que por la mañana, en mi caso, pude volver a vivir esa religiosidad
popular que nos une más a la Pasión y Muerte de Cristo.
Amaneció
el Sábado santo, día en el que la iglesia guarda silencio por la muerte de
Jesús. Pronto por la mañana rezamos Laudes y el rosario doloroso en la iglesia
de Olleros en lugar de en casa, como el resto de Horas que llevábamos rezadas
en esos días. A lo cual, un pequeño grupo de fieles, muy devotamente, se nos
unió en el rezo. Esta liturgia tan sencilla fue un precioso momento de oración,
tanto por nuestra parte como por la de este pequeño grupo de fieles, pues con
toda la naturalidad y comunión nos pusimos en las manos de Dios y de la Virgen
en un día tan especial.
Por
la tarde, nada más comer, fuimos a ver a un sacerdote y académico muy
admirable, don Jesús García Recio. El cual nos recibió en su casa de Aleje para
compartir un rico té de la peña y charlar distendidamente sobre el Instituto
Bíblico Oriental y su experiencia. Esta experiencia, aunque no se puede
enmarcar estrictamente en la pastoral, es una muestra de la riqueza de un hombre
sencillo que ha dado su vida a Dios y al estudio de su Palabra.
Tras lo cual, nos dispusimos a vivir la
Vigilia Pascual, Javier se quedó e Olleros con don Manuel y yo fui a Sabero con
don Jesús. Pese a todas las medidas por la pandemia, especialmente el toque de
queda y la necesidad de celebrar la Vigilia a las 20:00, fue una celebración
hermosa en la Noche de las noches. El poder vivir con esa unción la Pascua del
Señor fue maravilloso, especialmente por la piadosa manera de celebrar de don
Jesús. Al cual le estoy muy agradecido por poder compartirlo con él y con los
fieles de Sabero.
Cristo
había resucitado y, por fin, tras todo lo vivido, llegábamos a la Pascua, el
Domingo de Resurrección. Pronto fuimos como el jueves y el viernes a la zona de
Rueda, en mi caso Quintanilla y Llamas, donde compartimos con la Palabra la
Resurrección de Jesús. Y en este nuevo día, en el que Cristo venció a la
muerte, me esperaba otro providente detalle de piedad y amor al Señor. En el
pueblo de Quintanilla de Rueda tenían todo dispuesto para celebrar y cantar el
encuentro entre Jesús y su madre la Virgen. Y para rematar tan alegre jornada
celebramos la eucaristía en Sabero con don Manuel.
Tras
esta intensa jornada, don Manuel nos invitó, junto con don Jesús García Recio,
a comer en el restaurante de Olleros de Sabero. Una nueva oportunidad de
hablar, oír y aprender con tan alto invitado.
Así llegamos a la Gloria de la Resurrección, e
íbamos cerrando esta etapa de aprendizaje pastoral en una zona rural. Como
conclusión de la esta valoración insistir en la positividad reciproca de esta
oportunidad. He aprendido mucho y como se me ha hecho llegar, he dado mucho,
pues esta gente de pueblo tan humilde y tan necesitada de atención pastoral son
muy agradecidos.
Por ultimo dar las gracias a Dios por esta experiencia, al seminario por enviarnos, a los párrocos por acogernos y sobre todo a la gente por acoger tan bien nuestra pobre atención pastoral que en estos cuatro días les pudimos dar.
Víctor Moreno Fernández
Etiquetas: APRENDIZAJE PASTORAL, CELEBRACIONES, NUEVA EVANGELIZACIÓN, PASTORAL VOCACIONAL, REFLEXIONES., TESTIMONIO
<< Inicio