Experiencia Semana Santa (Fernando)
Christus Resurrexit
Alleluia
Desde niño siempre había soñado
poder ver y participar en una procesión de la Semana Santa en España, pues
había escuchado que las procesiones de Sevilla “había que verlas”. El Internet,
en este caso Youtube, nos adentra y
hace participes en cierta medida de lo que puede ser una Semana Santa en esta
tierra, pero, definitivamente, hay que vivirla.
Gracias a Dios que los niveles tan
bajos de transmisión de la pandemia han dado una brecha para poder celebrar
esta Semana Santa 2022 en León. Estoy seguro de que, hasta el último momento y
siguiendo los consejos de sanidad, los leoneses han esperado con esperanza,
ansiedad y fervor religioso este tiempo litúrgico donde celebramos la Pascua y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
He tenido el privilegio de pasar
esta Semana Santa en el Seminario, ubicado en el corazón de la ciudad, y lugar
por excelencia por donde pasan la mayoría de los pasos de las muchas cofradías
que conforman y participan en esta celebración. Las ventanas laterales y los balcones
de este imponente edificio me han proporcionado una vista panorámica, y casi excepcional, de
esta festividad. Desde aquí, y en las calles, he podido contemplar y darme
cuenta de las tantas facetas que conforman esta tradición religiosa.
Simultáneamente, a lo largo y
ancho, se celebran misas en las iglesias en las que la realidad es totalmente
diferente. Celebraciones casi vacías, donde no se ven, como en las procesiones,
niños y jóvenes, ni con el mismo fervor y entusiasmo. He participado en
diferentes iglesias incluyendo la Catedral y la basílica de San Isidoro y me
percato de la misma y abrumadora realidad. Sera que nos hemos quedado en el
folklore, en lo exterior, en el resonar de las trompetas y los tambores, o nos
hemos olvidado verdaderamente del sentido único de la Eucaristía como fuente y
culmen de toda la vida cristiana.
Sin más quiero mencionar el enorme
esfuerzo, sacrificio y dedicación que ponen todas las personas que hacen
posible esta celebración. Desde los que cargan en sus hombros cansados y
agobiados estas enormes tallas de madera, hasta los que preparan detrás del
telón esta sobrecogedora puesta en escena, que debería servir no como
alternativa popular a la liturgia de las iglesias, sino como catequesis en las
calles que lleve y mueva a participar en ella.
Cristo ha resucitado aleluya.
Fernando Figueredo Figueredo
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