viernes, 13 de mayo de 2022

Experiencia Semana Santa (Fernando)

 

Christus Resurrexit Alleluia

 

            Desde niño siempre había soñado poder ver y participar en una procesión de la Semana Santa en España, pues había escuchado que las procesiones de Sevilla “había que verlas”. El Internet, en este caso Youtube, nos adentra y hace participes en cierta medida de lo que puede ser una Semana Santa en esta tierra, pero, definitivamente, hay que vivirla.

            Gracias a Dios que los niveles tan bajos de transmisión de la pandemia han dado una brecha para poder celebrar esta Semana Santa 2022 en León. Estoy seguro de que, hasta el último momento y siguiendo los consejos de sanidad, los leoneses han esperado con esperanza, ansiedad y fervor religioso este tiempo litúrgico donde celebramos la Pascua y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

            He tenido el privilegio de pasar esta Semana Santa en el Seminario, ubicado en el corazón de la ciudad, y lugar por excelencia por donde pasan la mayoría de los pasos de las muchas cofradías que conforman y participan en esta celebración. Las ventanas laterales y los balcones de este imponente edificio me han proporcionado una vista panorámica, y casi excepcional, de esta festividad. Desde aquí, y en las calles, he podido contemplar y darme cuenta de las tantas facetas que conforman esta tradición religiosa.

            Simultáneamente, a lo largo y ancho, se celebran misas en las iglesias en las que la realidad es totalmente diferente. Celebraciones casi vacías, donde no se ven, como en las procesiones, niños y jóvenes, ni con el mismo fervor y entusiasmo. He participado en diferentes iglesias incluyendo la Catedral y la basílica de San Isidoro y me percato de la misma y abrumadora realidad. Sera que nos hemos quedado en el folklore, en lo exterior, en el resonar de las trompetas y los tambores, o nos hemos olvidado verdaderamente del sentido único de la Eucaristía como fuente y culmen de toda la vida cristiana.

            Sin más quiero mencionar el enorme esfuerzo, sacrificio y dedicación que ponen todas las personas que hacen posible esta celebración. Desde los que cargan en sus hombros cansados y agobiados estas enormes tallas de madera, hasta los que preparan detrás del telón esta sobrecogedora puesta en escena, que debería servir no como alternativa popular a la liturgia de las iglesias, sino como catequesis en las calles que lleve y mueva a participar en ella.

            Cristo ha resucitado aleluya.

 

Fernando Figueredo Figueredo